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Argentina: TV digital tiene buena aceptación entre los usuarios pero limitado alcance.

En la actualidad, el despliegue de TDA ya no está entre las prioridades del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y carece de la gran promoción del comienzo…

Ana Bizberge*. Argentina, mayo 2014.

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La Televisión Digital Abierta (TDA), nombre con el que se conoce a la TDT en Argentina, lleva 4 años de implementación y casi 5 desde la elección del estándar técnico ISDB-T. Con el impulso casi exclusivo del Estado, se le imprimió un ritmo vertiginoso al  despliegue del sistema que muestra resultados contundentes: el 82% de la población del país tiene cobertura;  es posible acceder a 15 señales de alcance nacional a las cuales se suman señales locales y, en términos generales, existe una valoración positiva de la TDA entre los usuarios.  Sin embargo, la política tiene puntos débiles como el escaso porcentaje de adopción efectiva que, en parte, puede ser atribuido a la alta penetración de TV paga en el país y su arraigo cultural en la población, así como también a la deficiencia en la comunicación para dar a conocer el sistema ante el público en general, entre otros factores.

El objetivo de este artículo es realizar un repaso sobre el impacto que ha tenido hasta ahora el desarrollo de los ejes estratégicos de la política de TDA, que pueden sintetizarse en la instalación de plantas transmisoras, reparto de decodificadores y fomento a los contenidos.

En la actualidad, el despliegue de TDA ya no está entre las prioridades del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y carece de la gran promoción del comienzo. La incertidumbre sobre las elecciones presidenciales 2015  genera un panorama igualmente incierto para el devenir del proceso de migración digital.

Infraestructura y equipamiento.

En el período 2010-2014 se instalaron 82 plantas transmisoras que están operativas y brindan  cobertura al 82% de la población del país.  Si bien el  plan inicial suponía la construcción de 47 torres en 2010 para alcanzar una cobertura del 75% de la población ese mismo año y luego extenderla al 95% en 2011, el esquema se retrasó entre otras razones, por la dificultad para conseguir los terrenos en los cuales emplazar las antenas. También el plan oficial tuvo que sortear disputas políticas como sucedió en Córdoba, donde el gobernador provincial José Manuel de la Sota, clausuró las antenas  bajo el argumento de que generaban un elevado grado de radiaciones, lo cual suponía un peligro para el medio ambiente.

 

Más allá de las dilaciones, el porcentaje de cobertura alcanzado es elevado si se considera que el apagón analógico está previsto para 2019. Además, al comparar con países de la región que iniciaron antes sus procesos de migración, se advierte que Argentina duplica la penetración alcanzada por Brasil, que cuenta con el 46,8% de la población cubierta y, luego de varios cambios, anunció el apagón analógico a nivel nacional para 2018. Por su parte en México, donde el cese de las transmisiones analógicas se inició en 2013 en la ciudad de Tijuana y a nivel nacional está previsto para 2015, solo el 25,8% de los hogares cuenta con televisor digital mientras que el 69% tiene televisor analógico.

El subsidio estatal a los decodificadores para promover el proceso de migración fue otro de los pilares de la política pública Argentina. Se verifica que la principal vía de acceso al sistema se da a través de las entregas realizadas por el gobierno nacional.

Entre 2010 y 2012, especialmente con más fuerza durante 2011, el gobierno realizó operativos de entrega de equipamiento gratuito en distintos puntos del país. Tras haber agotado la partida de 1,18 millones de dispositivos, se siguen realizando nuevas entregas pero ya no a nivel masivo, sino que se limitan a espacios y acciones muy puntuales.

El nivel de cobertura alcanzado con las plantas transmisoras no tiene un correlato en el equipamiento en los hogares. Pese a los esfuerzos para brindar condiciones de accesibilidad, la penetración de TDT es escasa en términos absolutos. Pero si se toma en cuenta el universo que sólo recibe TV analógica abierta (alrededor de 4 millones de hogares), la incidencia de la TDA no resulta tan exigua.

Si bien la adopción es limitada, la TV digital goza de buena aceptación entre los usuarios, que destacan como principales atributos la gratuidad del servicio y la cantidad de canales. Respecto de esto último se observa la tendencia a valorar la lógica multicanal propia de la TV paga, lo cual demuestra lo enraizado de este sistema en la sociedad.  Cabe recordar que la TV por suscripción tiene en Argentina penetración del 76% de los hogares a nivel nacional y alcanza picos de entre el 82 y 95% en las provincias del centro y sur del país.  En este contexto es de esperar que más que un efecto de sustitución entre TDT y cable, se de una convivencia de ambos sistemas en los hogares.

Los contenidos.

La grilla de TDA se compone de 15 señales de alcance nacional, a lo cual se adicionan señales de alcance local en las ciudades capitales de algunas provincias. Si bien la cantidad de señales ofrecida es menor que la existente en la TV por cable y satelital, los usuarios de TDA tienen una valoración positiva de los contenidos, en especial se ven como novedosos los contenidos infantiles y culturales.

Es importante hacer una observación sobre las “señales nacionales” ya que no están permitidas de acuerdo con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522. Esta fue una estrategia utilizada por el gobierno para contar con contenido atractivo que diera sustento a la etapa de lanzamiento de la TDA. Así, a través de autorizaciones provisorias para subir señales (siempre que fueran cedidas de modo gratuito) a la plataforma pública se terminaron validando dos cuestiones prohibidas por la normativa audiovisual: el pasaje de contenido de alcance local a nacional y la incursión de señales de cable (ej: C5N y CN23) a la TV abierta sin el llamado a concurso público correspondiente, con el aditamento de que dichas señales son propiedad de empresarios afines al gobierno. Por otra parte, se evidencia una autonomía de la política de televisión digital respecto de la normativa que fija las condiciones generales para el sector, del cual la TDA es parte.

Para romper con la lógica de producción centralizada en la ciudad de Buenos Aires que caracterizó el desarrollo de la radiodifusión en Argentina , se alentó el desarrollo de contenidos federales, principalmente a través del programa de Fomento (concursos para el prime time) y del programa Polos Audiovisuales Tecnológicos (se crean 9 regiones para la producción donde participan universidades nacionales, productores locales y organizaciones de la sociedad civil).

Los resultados de estas iniciativas han tenido un alcance limitado en relación al objetivo proclamado de federalizar la producción y cambiar las lógicas de consumo. Si bien el programa “Polos” logró generar sistemas de producción local y regional, en su mayoría las producciones no han encontrado pantalla para ser transmitidas. Por el contrario, los contenidos surgidos de los concursos fueron emitidos  por el canal estatal (canal 7) así como por los privados de la ciudad de Buenos Aires, Telefé, Canal 9 y América TV (Canal 2), pero vale decir que, en varias oportunidades, los ganadores fueron productores consagrados (Underground; Eyeworks 4 Cabezas; Oruga Films, entre otros).

Además, si se tiene en cuenta que las producciones subsidiadas nutren el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA) -una red digitalizada para el intercambio y aprovisionamiento de contenido para los canales adheridos- es posible concluir que el estado termina por brindar de modo gratuito contenidos a canales que, en muchos casos, también están bien establecidos en la industria audiovisual.

Lo prometido es deuda: ¿y el tercer sector?

La política audiovisual y, en particular, la TV digital en Argentina tienen aún una deuda pendiente en relación a la generación de nuevas voces. El reconocimiento de las organizaciones sin fines de lucro como sujetos de derecho para acceder a las licencias sin duda es un gran avance. Pero es necesario materializar el acceso. Hasta tanto no se haga un llamado a concurso para asignar frecuencias digitales para el tercer sector, el pretendido cambio de modelo que históricamente privilegió a los licenciatarios comerciales seguirá quedando en el plano discursivo.

Por otra parte, a las iniciativas mencionadas para la promoción de contenidos llevadas adelante desde el Consejo Asesor de TV Digital (dependiente del ministerio de Planificación), se suman nuevas acciones impulsadas por la autoridad de aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) como el Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual. Esta línea brindará financiamiento al sector sin fines de lucro para la producción de contenidos audiovisuales nacionales y locales. Si bien es muy importante el rol del Estado para la promoción de la industria, lo cierto es que será fundamental el diseño de modelos para generar la auto-sustentabilidad de la producción de contenidos más allá de la ayuda estatal.

 * Magister en Industrias Culturales (UNQ) y Lic en Ciencias de la Comunicacion por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Coordinadora Académica de la licenciatura en Comunicacion Social de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales y docente de Políticas y Planificación de la Comunicacion en la cátedra de Guillermo Mastrini en la UBA.

 

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