Instagram suspendió la cuenta de Caras y Caretas de Uruguay dos veces en una semana

Foto: Cuenta de Instagram de Caras y Caretas.

Por Carolina Martínez Elebi

Los días 7 y 12 de febrero, la cuenta de Instagram de Caras y Caretas de Uruguay fue suspendida por una supuesta infracción a la política de fraudes y engaños de la plataforma, sin la explicación de qué contenido o qué acción podría suponer ese “fraude o engaño”. Desde el medio apelaron la decisión en ambas oportunidades, utilizando los mecanismos propios de la red social. Sin embargo, el sistema no dio garantías de una revisión humana, lo que llevó a que incluso les inhabilitaran la cuenta, sin posibilidad de acceder a ella y con la amenaza de perder todos los contenidos. La solución llegó gracias a contactos informales con empleados de la empresa
Foto: Cuenta de Instagram de Caras y Caretas.

En menos de una semana, Instagram suspendió dos veces la cuenta de Caras y Caretas de Uruguay por cometer una supuesta infracción a la política de fraudes y engaños de la plataforma. Los días 7 y 12 de febrero, el medio recibió sendas notificaciones en la que se le avisaba que su cuenta había sido suspendida, aunque en ninguna de las dos oportunidades recibieron una explicación detallada acerca de cuál era el contenido o la acción por la que recibían esa sanción. 

Desde el medio apelaron la decisión de la plataforma por considerarla injusta, y siguieron todos los pasos que se le indicaron. Sin embargo, ninguna de las dos veces la solución llegó como resultado del proceso de apelación de Instagram, sino gracias a contactos informales con empleados de la empresa.

Caras y Caretas es un medio digital alternativo y su presencia en redes sociales es central para llegar a quienes usen esos espacios para informarse. La suspensión o inhabilitación de una cuenta en forma discrecional, sin el debido proceso y sin posibilidad de defenderse ante una decisión injusta, es una amenaza a la libertad de expresión. El hecho de que se trate de un medio de comunicación alternativo resulta un agravante.

El paso a paso del silenciamiento

En la noche del 7 de febrero, Instagram dio de baja la cuenta de Caras y Caretas de Uruguay. Según la notificación enviada por la plataforma al medio, el motivo de la suspensión se debió a que habían detectado que “la cuenta o la actividad en ella no cumplen la política sobre fraude y engaño” de sus normas comunitarias. Sin embargo, las cuentas en redes sociales de Caras y Caretas se dedican íntegramente a publicar información en diversos formatos (textos, imágenes y videos), de acuerdo a su función como medio de comunicación. Ese mismo día habían publicado un video en el que informaban sobre el hackeo que habían tenido en su canal de YouTube.

En la notificación de la suspensión de la cuenta, Instagram informaba que si creían que la plataforma había “cometido un error” tenían hasta el 6 de agosto de este año para apelar la decisión.

El jueves 8 siguieron los pasos que les indicaba la plataforma para presentar la apelación. Uno de esos pasos era realizar un “videoselfie” que hicieron a las 13 horas. A los pocos minutos recibieron una nueva notificación de Instagram en la cual les informaban que se había inhabilitado la cuenta. “Ya no tienes acceso a carasycaretasuy” fue el mensaje de la plataforma. 

¿El motivo? “Hemos revisado tu cuenta y hemos determinado que sigue sin cumplir nuestras Normas comunitarias sobre fraude y engaño” y, a continuación, incluyeron un enlace para leer el texto completo de las reglas generales de la compañía en la que no se incluyen los detalles acerca de por qué se considera que Caras y Caretas estaría incumpliendo sus normas. ¿Con qué publicación o a través de qué actividad? Ese enlace no les dio la respuesta. La plataforma tampoco le comunicó al medio si la medida se debía a una decisión propia o si respondía a denuncias presentadas por otros usuarios.

La diferencia, en esta segunda decisión negativa de la plataforma, es que es más grave la sanción, porque al inhabilitar la cuenta ahora “nadie puede ver ni encontrar tu cuenta y no puedes usarla. Tu información se eliminará definitivamente. No puedes solicitar otra revisión de esta decisión”.

Es decir, todos los contenidos informativos se eliminarían y, además, sin posibilidad de volver a defenderse o de poder ponerse en contacto con una persona que atendiera el caso con la precisión que necesitaba. Estas medidas, en las que no se respeta el debido proceso y en las que sobra la incertidumbre acerca de qué se habría hecho mal, cómo se toman esas decisiones y de cómo pueden defenderse las personas usuarias ante situaciones injustas, vulneran la libertad de expresión. Esto resulta incluso más grave al tratarse de un medio de comunicación.

En la tarde del 8 de febrero lograron recuperar la cuenta, pero no fue gracias a los mecanismos de apelación de la propia plataforma sino por contactos informales con empleados de la empresa.

Para peor, el lunes 12 se repitió la misma secuencia en Instagram, apenas cuatro días después de haberla recuperado. Casi sin diferencias con lo acontecido la semana anterior. 

Nuevamente la suspensión de la cuenta, por supuesta infracción de la política de “fraude y engaño” y sin poder tener claridad de lo que motivó esa decisión de la plataforma, ni de poder defenderse siguiendo los mecanismos internos de apelación que ofrece Instagram.

La recuperaron de la misma manera: alguien de la empresa les ayudó ¿Si no conocen a alguien dentro, entonces cuál es la posibilidad de defenderse ante una injusticia o, como en este caso, un silenciamiento de un medio de comunicación? ¿Cuáles son las garantías al derecho a defensa y, al menos, a ser notificado con transparencia sobre las razones de la sanción que llevaron a excluirla del espacio cívico en línea?

Algo más de contexto

¿En qué consiste la política de fraudes y engaños de Instagram? En la versión resumida dice que no permiten que “en Instagram se engañe a las personas para quedarse con su dinero, sus propiedades o sus derechos legales”. Entre los ejemplos de cosas que no se permiten, dicen: “publicación de opiniones falsas, relaciones sentimentales iniciadas con la intención de quedarse con el dinero de la otra persona, blanqueo de dinero”. En el texto completo publicado en la web agregan lo siguiente: “Eliminamos contenido que intente intencionalmente engañar, representar de forma engañosa o explotar a otros por dinero o propiedad. Esto incluye contenido que busque coordinar o promover dichas actividades por medio de nuestra plataforma.”

Caras y Caretas es un medio digital de izquierda que, como ellos mismos explican en este video, ya habían tenido un hackeo en su canal de YouTube, donde estuvieron a punto de perder todos sus contenidos informativos. Desde el medio explican que, en esa oportunidad, lograron recuperar el acceso a su cuenta y los materiales gracias a que pudieron ponerse en contacto con Google.

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