“La sociedad civil en su mayoría no apoya el proyecto: más de 60 organizaciones de todo el mundo que trabajan sobre derechos digitales firmaron una carta abierta a Mark Zuckerberg. Allí plantearon su preocupación ante Internet.org porque viola el principio de neutralidad de la red, amenaza la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades, la seguridad, la privacidad y la innovación”.
Mariela Baladron*/ Julio de 2015
Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en 2015 todavía hay 4 billones de personas en los países en desarrollo que no cuentan con conexión a Internet. En este contexto el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, considera que la principal barrera para disminuir esta brecha digital es el costo de los planes de datos, ya que cada vez es más accesible un dispositivo Smartphone y el 85% de la población vive en zonas donde llega la conectividad a través de celulares. Con este diagnóstico lanzó la iniciativa Internet.org, una aplicación que permite acceder a un número limitado de sitios web desde teléfonos celulares de forma gratuita y por tiempo limitado. La implementación de Internet.org en cada país requiere de un acuerdo que suma a otros dos jugadores: el gobierno y una empresa prestadora de telefonía celular.
Por el momento, la lista de países donde se implementó Internet.org incluye a Zambia, Tanzania, Kenia, Colombia, Ghana, India, Filipinas, Guatemala, Indonesia, Bangladesh y Panamá, mientras se anuncian avances en otros países como México y Perú.
Las rol de las empresas y las organizaciones sociales
La promesa de Zuckerberg plantea un fin altruista, el de conectar a Internet a los miles de millones de personas que no lo están, lo cual promoverá el desarrollo y disminuirá la pobreza. Sin embargo, al momento de plantear el proyecto a las empresas de telefonía móvil su discurso para promover Internet.org se modifica radicalmente. Ante estas empresas sostiene que el crecimiento del tráfico está en las aplicaciones (como Facebook y Whatsapp, ambas de su propiedad) y que los nuevos clientes están en los mercados de los países en desarrollo, donde las personas están usando datos en sus celulares por primera vez. Sobre esta arista comercial del proyecto, según Mario Zanotti, vicepresidente ejecutivo de Millicom para Latinoamérica, los clientes que utilizan datos en Paraguay subieron un 30% luego de la alianza con Interent.org y las ventas de smartphones aumentaron 10 veces.
Otro elemento que levanta sospechas sobre los verdaderos objetivos del proyecto son sus socios fundadores, ya que son todas empresas de tecnología móvil e inalámbrica (Ericsson, MediaTek, Opera, Samsung, Nokia y Qualcomm). Por tratarse de una iniciativa para extender la conectividad a Internet y reducir la brecha digital, hubiera sido esperable que contara con un mayor número y diversidad de apoyos, como por ejemplo organizaciones sociales que trabajan la temática o que tienen inserción en el territorio, donde están los destinatarios. Por el momento, la sociedad civil en su mayoría no apoya el proyecto: más de 60 organizaciones de todo el mundo que trabajan sobre derechos digitales firmaron una carta abierta a Mark Zuckerberg. Allí plantearon su preocupación ante Internet.org porque viola el principio de neutralidad de la red, amenaza la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades, la seguridad, la privacidad y la innovación.
La neutralidad de la red en jaque
Otra de las discusiones que avivó Internet.org globalmente se relaciona con su afectación a la neutralidad de la red, un principio que propone que todos los proveedores de internet y gobiernos deben tratar el tráfico de Internet de manera igualitaria, sin bloquear o interferir el contenido, la plataforma o el protocolo del cual se trate.
Algunos países ya han regulado sobre promociones de Zero rating (que ofrecen navegación gratuita para ciertas aplicaciones específicas) y han considerado que son discriminatorias y afectan la competencia. A su vez, cuestionan que se exija el pago por parte de los usuarios cuando intentan acceder a un link externo (como también sucede con Internet.org).
En la región, el único país que por el momento ha tomado una resolución al respecto es Chile. La Subsecretaría de Telecomunicaciones de ese país publicó la Circular N° 40 en abril de 2014 a través de la cual estableció que las ofertas comerciales de las empresas de telecomunicaciones que promocionan la gratuidad en el uso de aplicaciones de redes sociales específicas es una infracción porque discrimina a otras aplicaciones de la misma naturaleza y afecta la neutralidad de la red. Es decir que, a priori, Interent.org no sería legal en Chile.
Por su parte, Mark Zuckerberg defiende su proyecto considerando que «no bloquea ni entorpece a otros servicios ni crea vías rápidas; nunca vamos a prevenir que la gente acceda a otros servicios”. La pregunta que surge es si la neutralidad de la red podría tener excepciones cuando se trata de iniciativas de interés público, sin fines comerciales. Más allá de las dudas que Interent.org plantea para ser reconocida como tal, otros proyectos, como Wikipedia Zero, plantean ese debate. Algunas posturas imaginan la evaluación de criterios específicos a cumplir, como que el servicio esté disponible para cualquier usuario sin contraprestación comercial, además de contar con revisiones y controles periódicos. Sin embargo, no hay unanimidad sobre la validez de aceptar excepciones a la neutralidad de la red para iniciativas que proponen soluciones restringidas a una problemática que tiene múltiples aristas, como la brecha digital.
Internet para los más pobres
El anuncio oficial del desembarco de Internet.org en Colombia por parte del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de ese país celebra el acuerdo logrado con Facebook para “llevar internet gratis a los más pobres”. Lo curioso y cuestionable de esa afirmación radica al menos en dos aspectos. Por un lado, reforzar la retórica de Facebook que intenta equiparar Internet.org con Internet, desde la denominación misma de la iniciativa. Esto es en sí muy problemático, ya que los usuarios “más pobres” serían nativos de Facebook, lo cual limita su percepción y uso de Internet, además de valorizar aún más a esa red social como intermediario para otros medios y servicios. Y por otro lado, favorecer a una empresa en particular, lo cual va en detrimento de la competencia y el fomento de la innovación, que debería llevar adelante el Estado. Estos y otros aspectos del proyecto recibieron críticas y cuestionamientos en Colombia.
Internet.org sólo ofrece acceso a algunas aplicaciones, con una navegación restringida (no se pueden ver fotos y videos ni usar el servicio de mensajería de la versión de Facebook que ofrece, por ejemplo). Tampoco reconoce la multiplicidad de aspectos a enfrentar para la reducción de la brecha digital, que incluyen el desarrollo de infraestructuras, acceso a dispositivos y promoción de capacidades digitales para el uso y apropiación que son necesarios para impulsar un impacto diferencial en las personas. Estas preocupaciones son compartidas y debatidas públicamente (ver aquí, aquí y aquí). Internet.org está muy lejos de ser Internet. Y sus principales beneficiarios tampoco parecen ser para los más pobres.
* Licenciada en Ciencias de la Comunicación, docente e investigadora sobre políticas de comunicación y derecho a la información, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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