Nuevos medios y tecnologías, menos actores
La libertad de expresión es la cancha donde se está jugando la democracia en América Latina. Antes el partido se jugaba entre grupos de medios nacionales y Estado, ahora la cancha se ha extendido a lo global con la convergencia mediática y la operación de grupos de telecomunicaciones con tendencia hegemonizante. En el siglo xx, la libertad de expresión les pertenecía a los medios de comunicación. Y nadie se atrevía a cuestionar que ellos eran sus dueños y cualquier intento de limitarla era visto como censura y ataque a la democracia. Los medios debían ser protegidos del Estado, era el mandato. El siglo xxi llegó con un nuevo escenario tecnológico, político y comunicacional que es la convergencia tecnológica; la preeminencia de internet, las redes, las aplicaciones; el reinado de las empresas de telecomunicaciones; el dominio de las plataformas mundiales como Facebook y Google; la concentración excesiva de medios nacionales; el intento fracasado de recuperar el poder del Estado para regular los medios; la obsesión del poder político por controlar y vigilar contenidos; el hecho de que los medios se convirtieron en actores políticos que militan en la libertad de empresa y la sociedad liberal; la retórica del derecho a la comunicación que pide defender al ciudadano frente al poder de los medios; los medios públicos dedicados a la propaganda; los políticos sensacionalistas en la lucha por el mercado de la opinión pública; la intimidad y privacidad de los datos convertidos en botín del mercado y la política.