La consulta pública realizada por la Comisión Europea fue apoyada por asociaciones de empresas telefónicas, argumentando que las contribuciones a la conectividad son desequilibradas y es necesario que los gigantes tecnológicos paguen por el uso de redes que las benefician
El pasado 19 de mayo finalizó la consulta pública de la Comisión Europea “El futuro del sector de las comunicaciones electrónicas y su infraestructura”, buscando que las partes interesadas brinden su opinión sobre el debate acerca del financiamiento de infraestructura de las redes de telecomunicaciones, y el aporte de las big tech en el mismo.
La consulta que había sido rechazada por empresas como Google, Meta y Netflix y bien recibida por las empresas telefónicas, fue respaldada por las asociaciones de empresas de telecomunicaciones -GSMA y ETNO- quienes esgrimieron que es necesario introducir “una contribución justa” entre las empresas de telecomunicaciones y los grandes generadores de tráfico -Big Techs-, los cuales obtienen el “mayor beneficio de la inversión en telecomunicaciones”.
La directora General de ETNO, Lise Fuhr, aseguró que “un sector de las telecomunicaciones fuerte es de interés estratégico para Europa, ya que unas redes seguras e innovadoras son la columna vertebral de nuestra sociedad. Para ello, es necesario un mayor equilibrio entre los poderosos gigantes tecnológicos y las empresas de telecomunicaciones europeas”.
El conglomerado Meta sostuvo que reconocía los desafíos financieros a los que se enfrentan los operadores de telecomunicaciones pero, no obstante, manifestó que no se reconocía que “las inversiones en contenido impulsan el modelo comercial de los operadores de telecomunicaciones” y su vez, las propuestas de “imponer tarifas de red a los proveedores de aplicaciones de contenido (CAP) como Meta no son la solución”.
Según Meta, estas tarifas “conducirán a malos resultados para las empresas y los consumidores europeos” y perjudicarán “la neutralidad de la red y un Internet abierta”.
La consulta ya había generado el rechazo de la Asociación de la Industria de Computación y Comunicaciones (CCIA) -de la cual integran Apple, Google, Amazon, Meta y Twitter-, argumentando que parecía diseñada “para justificar la idea de que la UE debe obligar a los populares servicios de streaming y en la nube a subvencionar a los operadores de telecomunicaciones”.
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