La pandemia y los procesos electorales evidenciaron el problema de la desinformación a partir de la viralización anónima de contenidos falsos y el experto internacional João Brant -que además es investigador asociado de OBSERVACOM, plantea que el actual modelo de mensajería masiva favorece la diseminación de informaciones falsas y entierra el debate público y que es necesario buscar soluciones adecuadas.
“Una sociedad democrática no puede naturalizar el hecho de que una parte significativa de las informaciones consumidas por la población sean falsas o engañosas”, dice Brant en su artículo “Modelo de ampliativos de mensagens entera o debate público” publicado en Folha.
En su nota plantea que “no hay duda de que estas aplicaciones tienen enormes contribuciones sociales. El problema del modelo de comunicación de masa opaca y mayoritariamente anónimo que caracteriza a las aplicaciones, implica un cierre del debate público. Impide que haya escrutinio de ideas y dificulta la visibilidad de perspectivas contradictorias”.
Además indica que “si esos servicios tienen la centralidad en la formación de opinión de la sociedad, como sucede en Brasil, eso contamina todo el ambiente informacional. La consecuencia es la violación al derecho de acceso a información diversa y confiable, componente central del derecho a la libertad de expresión, pilar de la democracia”.
En Brasil, el problema de la viralización de mensajes aparece en el proyecto de Ley de “Fake News” con disposiciones que buscan mitigar parte del problema con la rastreabilidad de los mensajes. Esta solución generó fuertes críticas desde la sociedad civil porque plantea serios riesgos para derechos fundamentales de los usuarios.
Brant considera que una solución adecuada para este problema sería cambiar la arquitectura de esos servicios para poder distinguir la frontera entre comunicación interpersonal y comunicación masiva, de forma que se pueda identificar a los responsables de viralizar informaciones ilícitas pero manteniendo los mecanismos de privacidad de las conversaciones personales.
De acuerdo con el investigador brasileño, esta solución técnica podría contribuir a reducir tanto el problema de rastreabilidad como de la opacidad de funcionamiento de estos sistemas, que se basan en el anonimato y funcionan en un ambiente opaco ya que “no hay un panel público en el que sean posteadas, solo son visibles por los destinatarios”.
De esta manera los servicios de mensajes podrían ofrecer al usuario la posibilidad de separar las funciones… si las aplicaciones condicionaran la viralización a una autorización del usuario, conseguirían proteger completamente los mensajes interpersonales y, al mismo tiempo, arrojar luz sobre los mensajes virales. Serían dos paradigmas distintos dentro del mismo servicio, a ser elegidos por el usuario”, propone.
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