Por Gustavo Gómez, director ejecutivo de OBSERVACOM
Para Canadá es un éxito haber logrado este acuerdo incluso antes de la entrada en vigor de la nueva Ley de Contenidos en Línea C-18 el próximo 19 de diciembre. Es que, además de obtener recursos permanentes para la industria periodística, le da una respuesta a la beligerante posición de Meta, quien está en plena rebeldía bloqueando las notas de prensa en su plataforma. Algo es algo, dicen los medios por acá en América Latina, cuando ven esas cifras millonarias y aplauden el primer antecedente en las Américas.
Pero también ganó Google. Aunque parece una buena cantidad de dinero, 75 millones de dólares americanos son migajas de lo que facturan las dos grandes plataformas digitales en ese país: Google y Meta se quedan con el 77% del total de un mercado digital de 14.400 millones de dólares canadienses.
Los 100 millones de dólares canadienses que Google se compromete a pagar representan apenas un 1,5% de sus ingresos por publicidad digital en Canadá -estimados en 6.700 millones de dólares canadienses anuales-, la eximiría de la aplicación de la nueva ley (en relación con el pago a medios por enlace) y la deja con la ventaja de decidir cómo distribuye el dinero entre los medios.
Además, aunque el gobierno de Canadá asegura que el dinero llegará a “empresas de noticias independientes y de comunidades minoritarias”, Google tendrá la opción de elegir un único “colectivo” representante de los medios “elegibles e interesados” para el reparto del dinero. Esto podremos verlo recién cuando el texto del acuerdo se haga público, pero, viendo la mala experiencia de Australia en este sentido, es suficiente como para estar atentos y preocuparse.
Más recursos para hacer más viable la actividad periodística y sostener un sistema mediático plural y diverso fundamental para nuestras democracias, sí. Pero ¿para beneficiar sólo a los grandes medios y consolidar la concentración? No, gracias. No es por ahí.
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